martes, 17 de diciembre de 2013

Fiesta de Navidad

El día 19 a las 15:15h. Celebramos la fiesta de Navidad, tendremos una representación, un villancico cantado por los niños/ as del cole y vendrán los reyes magos, para traer regalos para todos. Ademas el AMPA, invita a todos a la degustación de dulces navideños.

Cuento muy especial

Os presentamos el manifiesto que las auxiliares educadores del cole, han dedicado a nuestros niños.
El AMPA, quiere dar las gracias por cuidar a nuestros hijos/as a diario con esa dedicación y entrega.
         ¡¡¡¡¡GRACIAS!!!!

UN CUENTO ESPECIAL
Buenos días, me llamo Elena y represento al colectivo profesional de Auxiliares Educadores  que trabaja en el Colegio de  Educación Especial de San Cristóbal de Avilés.

Os quiero contar un cuento, un cuento muy especial no  porque sea diferente (pues, si bien se mira, todos los cuentos pueden ser diferentes) sino porque lo es para quien lo cuenta y lo escucha, y porque no tiene un solo principio ni final. Es un cuento en donde sus inagotables historias no siempre terminan con un final feliz donde se come perdiz, pero os garantizo que, en todas y cada una de sus hojas, aparecen fragmentos llenos de alegría o risas, y cachitos o grandes pedazos de magia.

En este cuento, hay ayas y ayos, y, sobre todo, príncipes y  princesas de 3 a 21 años de quienes se cuenta mucho o poco, bien o mal.

En este cuento, que transcurre en un castillo especial, las ayas y ayos tienen en sus manos una tarea especialmente  importante y difícil que se desarrolla principalmente en los habitáculos de aseo, el salón de comidas  o los patios de recreo.  Son quienes primeramente reciben a los príncipes y princesas cuando estos bajan de sus carrozas para entrar en el castillo especial,  y son quienes finalmente les despiden cuando regresan a sus otros castillos.

El pañal, el jabón, el puré o un trocito de chocolate, por ejemplo, forman parte de su habitual utillaje de faena. Y los juegos, las canciones o las rutinas  son inseparables herramientas y estrategias de trabajo.

También ayudan  en los desplazamientos de aquellos príncipes y princesas que lo requieren y, a veces, usan artefactos llamados grúas hidráulicas, bipedestadores o andadores.

Cuando un príncipe o princesa pasa a su cuidado, hay un primer período de mutuo conocimiento con sus tomas y sus dacas.  Como buenas ayas y ayos, bien saben que, por muy especiales que sean sus pupilos, es necesario ponerles límites. Aunque no poseen magia, pues en su quehacer no sólo cometen aciertos sino  también errores de los que intentan aprender, emplean diversos ungüentos con muchos ingredientes entre los que destaca la constancia; son ungüentos que, sin tener un efecto instantáneo, lentamente van dejando poso y finalmente van dando frutos. Jornada tras jornada,  son testigos de sus avances y retrocesos, de sus esfuerzos y perezas, de sus potencialidades y limitaciones, de sus buenos y malos ratos; en fin, de su discurrir cotidiano en lo relacionado con sus necesidades más básicas. Un día y otro, les acompañan en ese largo y tan costoso binomio que es enseñar-aprender, en esa peliaguda labor que es educar y cuidar. Y año tras año les ven crecer. Y cuando terminan su período de instrucción y cuidado, les dejan para que sigan creciendo junto con otros.

Como buenas ayas y ayos,  no sólo enseñan sino también aprenden de sus pupilos, y muy cerquita de ellos, desde su estratégica atalaya de incomparable panorámica,  pueden constatar, entre otras muchas cosas, lo siguiente: Que cuando escuchan lo hacen implicando todos los sentidos, y si no lo hacen es porque están ocupados totalmente con otra cosa. Que cuando quieren algo no dan tregua y lo demandan sin rodeos y de seguido. Que si se ponen bravos empitonan como los miura y embisten sin miramientos y de frente. Que la pasión y la ilusión les mueve y remueve. Que son incombustibles, inagotables, y en su vigor te ganan por goleada. Que miran el mundo como una caja de sorpresas:  curiosean, investigan, manipulan,… aprenden.

Que si sabes hacerlo y les dejas hacer, la cosa más sencilla puede ser objeto de su disfrute y divertimento. Que si les lanzas un buen gancho, ellos se engancharán sin reservas. Que se adueñan de todo el espacio guardando el pudor en sus bolsillos. Que su fantasía y forma de entender arrancan de raíz los límites y las normas convencionales. Que representan el teatro de sus realidades y no el de las apariencias. Que si  manifiestan cariño o rechazo, no fingen pues  son  rematadamente honestos con lo que sienten en el momento. Que sin  mucha mecha y con poco pico son capaces de engatusarte irremediablemente.

Lo cierto es que en este castillo especial no hay magos ni hadas. Las ayas y ayos saben que la verdadera magia reside en esos príncipes y princesas con sus  miradas que lo dicen todo, risas y sonrisas que contagian, abrazos y arrumacos que enternecen, gestos y ademanes que encandilan, formas sonoras y lenguajes que cautivan, escenas y comentarios hilarantes, sinceridades y lógicas que pasman,  preguntas y comentarios que sonrojan, fantasías y soliloquios que desarman, energías y dinamismos que desbordan,... Pero por encima de todo, sobresalen esos maravillosos “momentos-puzzle” en los que sus pupilos consiguen realizar sus personales descubrimientos y aprendizajes, que serán fundamentales para sus vidas; y así, como si fuera de un plumazo, de sopetón  y sin aviso, las distintas partes  de un todo cobran inexplicable sentido y sorprendentemente se ensamblan; pareciera imposible y sin embargo… ¡clac! encajan. Por eso, a eso, lo llaman magia.

He comenzado diciendo que este es un cuento especial, un cuento en el que aparecen ayas y ayos, y, sobre todo, príncipes y princesas; y que aunque en sus inagotables historias no siempre hay un final feliz donde se come perdiz, las ayas y ayos, que contamos este cuento, y vosotros, que lo habéis escuchado, sabemos que en  cada una de sus hojas aparecen fragmentos llenos de alegría o risas, y cachitos o grandes pedazos de magia.

Y así seguirá siendo por siempre jamás.

Día de las personas con Discapacidad

El día 3 de diciembre, pasamos un día increible en Aviles acompañando al colegio San cristobal, en el día de las personas con discapacidad.
Las Aes de nuestro cole tenían preparado un manifiesto muy emotivo dedicado a nuestros hijos, que hizo llorar a mas de uno.
Había muchas asociaciaciones, entre ellas, la asociación de retinosis pigmentaria y la asociación idic 15, a la que pertenece un alumno de nuestro cole.